2.10.07

De cobardes y valientes


Conozco la miseria, el desamparo y la cobardía.
No tengo motivos para continuar arrastrando esta inútil existencia, a nadie haré daño con mi ausencia. No habrá quien me extrañe.
Quizás mucho tiempo atrás, alguna vez me han querido y yo quise también, pero el amor, esa nimiedad, ese engaño comprobado ya no me incomoda.
No hube de hacer ningún esfuerzo para llegar hasta aquí, el simple discurrir del tiempo fue sesgando mi existencia de fracasos, simplemente dejé de convencerme que a futuro la suerte cambiaría.
Todo cambia menos la suerte, nace y muere con uno.
Hoy hay una suerte que morirá conmigo, una suerte vana, fútil, desgreñada. Una suerte a mi altura. Una suerte de mierda.
Cuando ustedes lean ya me habré volado la sien, alguien se habrá horrorizado y alguien habrá maldecido el tener que limpiar el enchastre de sangre y sesos esparcidos.
Ya no me importará, ni eso ni nada. Ya no podrán insultarme, ni malquererme, ni tan siquiera ningunearme, esa es mi modesta venganza.
Entiendo que los suicidas en un postrer gesto benévolo desligan las culpas de su valiente determinación.
Nada de eso en mí.
Cobardes ustedes que viven una vida ruin y conformista, que se bancan que los traicionen, que los engañen, que los dejen de lado.
Yo no.
Yo tengo el temple necesario para hacer lo correcto: concretar en mis tiempos lo que la vida misma tarda en realizar un lapso sádico, malintencionado.
Nada de lo que me digan podrá hacerme cambiar de opinión, mi mano está firme y mi pulso no tiembla. Ya he temblado lo suficiente, ya no más.
Por fin encuentro el verdadero significado de la palabra nunca , tan bella y esta vez, por fin, tan definitiva.
Yo acuso de mi muerte escogida a todos, a quienes en mayor o menor medida contribuyeron a que un frío caño de Smith & Wesson ahora se apoye sobre mi sien derecha.
Y cuando digo a todos, digo a todos: a los cobardes, a los miserables, a los traicioneros, a los embusteros, a los hipócritas, en fin...... a todos ustedes.
Mi conviccion, mi intima creencia que exige terminar con la farsa que me ha tocado por vida no hará seguramente mella en quienes lean estas palabras.
Al fin solo palabras de un hombre muerto.
Sin margen de error algún día se encontrarán resignando sus sueños, o conformándose con las sobras, engañando o siendo engañados, mintiendo, quizás clamando alguna fe sin sentido.
Cuando llegue a ustedes ese momento unico, recuerden esta ultima mirada que les brindo y sean concientes que alguien tuvo los cojones.